Ciudad de disturbios (擾乱の都市 Jōran no Toshi?) es el vigésimo noveno capítulo del spin-off Antes de la Caída. Fue escrito por Ryo Suzukaze e ilustrado por Satoshi Shiki.
Resumen[]
La rebelión ha comenzado a plantar el miedo entre los residentes de la Ciudad Industrial, los disparos que se escuchan en las calles atemorizan a las personas que se mantienen en sus casas. Un niño contempla como Kyklo se traslada por los aires gracias al el dispositivo y por su fascinación se lo dice a sus padres que lo regañan por el miedo al peligro que hay en el día. Kyklo se detiene en una pared, donde a lo largo se puede ver con claridad el taller principal y él mismo para evaluar que el caos no ha llegado hasta allí. Le parece casi imposible poder moverse por las calles principales sin encontrarse con policías militares patrullando así que sigue por callejones y vías secundarias. Baja por unas escaleras pero su precipitación lo obligó a entrar en un túnel donde se acercaban algunos vigilantes de la policía militar, se preparar para sacar su espada y pelear antes de poder ver que podía utilizar su equipo para ocultarse en un pequeño espacio en la cubierta y poder pasar desapercibido. Sigue su camino y considera el peligro en el que estuvo, pero reconoce el el dispositivo es algo que puede ser útil, no solo para luchar contra los titanes.
A partir de una pequeña compañía de rebeldes, Xenophon Harkimo y Carla son rehenes, Carla luce inquieta y Mai se disculpa con ella por todo lo que ha sucedido. Xenophon aceptó la propuesta de August con la condición de que todos sus subordinados se les dejara en paz, teniendo en cuenta que ellos no estaban de acuerdo con permitirle ir solo.
August le concedió su deseo, sin embargo, necesitaría que alguien de sus ayudantes lo acompañara y de su preferencia, Carla. Por su puesto que Xenophon no toleró dicha decisión hasta que August ordena levantar las armas, con miedo y por su propia voluntad, Carla acepta ir con ellos. August alude que es un hermoso vínculo que comparten ambos, y es gracias a él que ese vínculo con su discípula se ha fortalecido.
Carla le dice a Mai que no es su culpa, ella ya se había comprometido a no dejar solo a su maestro bajo ninguna circunstancia. Xenophon, que caminaba delante de ella le dice que todos sus discípulos le generan una gran fastidio, al contrario que ellos que lo alaban por ser el mas grande de los artesanos, para él no es algo que se pueda modificar ya que es un gran jefe. Carla quiere saber hacia donde se dirigen y Mai le dice que al Cuartel General de la Policía Militar donde los esperan otras de sus brigadas y es allí el punto clave para negociar con el Gobierno Real.
Para Carla, es una apuesta imprudente, pero Mai que lo sabe, le dice que es algo que han aprendido de sus errores del pasado. Carla no entiende por que continúan haciendo ese tipo de cosas y Mai le responde que es porque en la búsqueda del pan y la ropa se han interferido el gobierno, que con sus imponentes impuestos los ha forzaban a un trabajo mas duro, hasta que finalmente los que no podían pagar la cuota eran penados con más de ellos. Alguien alzó su voz por los derechos que no tenían, era August, un ejecutivo de la Organización Disidente que iba a dar todo por conseguir la justicia.
Ahora con una idea de lo que envolvía las acciones de los rebeldes, ella comienza a pensar que no son personas malas. No sabía lo que les deparaba a los pobres en un mundo así, y quería oír y ver a Kyklo. Quería también saber que haría en un momento así. Al abrir sus ojos, no estaba preparada para lo que le esperaba ver, Kyklo en una torre encima de ella actuaría sin dudas al verla secuestrada.
Él ataca a varias personas antes de poder acercarse a Carla, August le dice a Mai que debe llevarse a Xenophon y a la joven y le ordena a uno de sus inferiores que dispararan, pero este no estaba en capacidad de ello porque podía herir a uno de sus compañeros. Mai le pide a August que no lo haga hasta que finalmente resuena el disparo.
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